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dc.contributor.authorConsejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (CESBA)
dc.date.accessioned2016-08-19T18:42:36Z
dc.date.available2016-08-19T18:42:36Z
dc.date.issued2016
dc.identifier.urihttp://bdigital.cesba.gob.ar/handle/123456789/153
dc.description.abstractLa Ciudad atraviesa una serie de dificultades en materia habitacional que afectan a todos los sectores sociales y que se encuentran fuera de la agenda pública. Un escenario que se presenta cada vez más complejo. Sin dudas, uno de los temas que se ha agravado en los últimos años es la situación de los inquilinos. En este punto se torna necesaria la implementación de un sistema que proteja al inquilino de las prácticas abusivas.  Un estudio del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (CESBA) denominado “La Buenos Aires Inquilinizada” da cuentas de cómo el porcentaje histórico de familias propietarias de su propia vivienda descendió a su mínimo histórico en la Ciudad de Buenos Aires. Los datos del último Censo Nacional 2010 muestran que el 56% de los hogares porteños son propietarios, mientras que un 30% alquila. Teniendo en cuenta que una década atrás (Censo 2001) el porcentaje de propietarios alcanzaba el 68%, y el de los alquileres un 22%, tenemos una clara dimensión del proceso creciente de inquilinización que caracteriza a la Ciudad. En la última década se incorporaron así 115.898 nuevos hogares a la modalidad del alquiler.  Esta tendencia evidencia otras de las caras del problema expuesto que tiene que ver con la evolución creciente del precio promedio del metro cuadrado de los departamentos porteños entre 2002 y 2015.  Si además del precio de los inmuebles, analizamos su relación con los salarios medios, vemos con claridad que para la gran mayoría de los porteños se torna imposible cumplir el sueño de la vivienda propia. Calculando el esfuerzo que deben hacer los hogares para adquirir un departamento, el informe del CESBA estimó que mientras una persona de un hogar ubicado las zonas más pobres requiere 865 ingresos promedio para acceder a la compra de la vivienda, quien se ubica zonas más ricas, requiere 69.  Sumado a los abusos de las inmobiliarias, la relación poder adquisitivo y acceso a la vivienda también se pone de manifiesto en otro número que presenta el estudio citado: un promedio del 36% de los ingresos familiares se va en el alquiler de la vivienda (según el último dato disponible del INDEC de diciembre de 2015, el sueldo promedio de empleados registrados es $15.692).  Otro tema que expresa la gran contradicción que vivimos los porteños si de oportunidades habitacionales se trata, pasa por la situación de las viviendas ociosas. La Ciudad se debe un debate en relación a la posibilidad de implementar medidas fiscales con el objeto de desalentar la existencia de viviendas que ni se venden ni alquilan debido a las prácticas especulativas. Resulta imprescindible un mayor involucramiento del Estado en la planificación de la vivienda en la Ciudad. Y avanzar cuanto antes. Para ello, es necesario trabajar en soluciones de mediano y largo plazo con el objetivo de superar los períodos de las gestiones particulares y alcanzar los consensos y acuerdos políticos estratégicos para lograr una Ciudad habitacionalmente más inclusiva.es_ES
dc.language.isoeses_ES
dc.relation.ispartofhttp://bdigital.cesba.gob.ar/handle/123456789/131
dc.relation.ispartofhttp://bdigital.cesba.gob.ar/handle/123456789/90
dc.subjectViviendaes_ES
dc.subjectDesarrollo urbanoes_ES
dc.subjectPolítica públicaes_ES
dc.subjectPolítica sociales_ES
dc.titleCiudad de Buenos Aires inquilinizadaes_ES
dc.typeVideoes_ES
consejo.youtubeidWjxtiIslxHIes_ES


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